Golpe de calor: Causas, síntomas y tratamiento

Durante el verano y los episodios de altas temperaturas escuchamos hablar con mayor frecuencia de los “golpes de calor”, aunque un “shock térmico” puede producirse en cualquier época del año siempre y cuando se den las circunstancias ambientales propicias. A continuación te contamos detalladamente qué es un “golpe de calor”, cuáles son sus causas, sus síntomas y como prevenirlos.

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Uno de los casos más graves de hipertermia que se produce durante el verano o en el transcurso de un episodio circunstancial de altas temperaturas es el que los médicos llaman “shock térmico” y que popularmente es más conocido como “golpe de calor”.

Lógicamente, es durante los meses de julio y agosto cuando el riesgo de estas incidencias médicas aumenta debido a las altas temperaturas que se alcanzan, en muchas ocasiones superando los 40ºC, aunque los “golpes de calor” pueden producirse en cualquier época del año si las circunstancias ambientales son las propicias.

Sin embargo y pese a que en los informativos advierten de las precauciones que se deben tomar, son muchas las personas que desconocen en qué consiste un “golpe de calor”, cuáles son sus causas y síntomas y como prevenirlo.

Tanto es así que en lo que va de verano ya han fallecido en nuestro país cinco personas por “shock térmico”.

¿Qué es un golpe de calor?

Un “golpe de calor” es un sobrecalentamiento del cuerpo a consecuencia de las altas temperaturas o a una excesiva práctica de actividad física. Estas dos situaciones conllevan una pérdida abundante de agua que provoca una deshidratación corporal que hace que algunos órganos dejen de funcionar correctamente.

Esta anomalía en la termorregulación supone una urgencia médica extrema y los síntomas de la misma pueden aparecer entre 1 y 6 horas después, llegando a producir la muerte de la persona en menos de 24 horas.

Como explican desde la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), los “golpes de calor” son más habituales en las 24 ó 48 primeras horas de los episodios de altas temperaturas, dado que el cuerpo no ha tenido tiempo para aclimatarse.

Desde un punto de vista médico existen dos tipos de “golpes de calor”. El “golpe de calor en forma activa” se produce como consecuencia de la práctica de ejercicio físico intenso en horas de mayor calor y suele darse con mayor frecuencia en varones jóvenes.

El “golpe de calor en forma pasiva” suele afectar a personas mayores o jóvenes con enfermedades crónicas, que por diversas razones presentan mayores problemas a la hora de la termorregulación. De hecho el 80% de las personas que sufren un “golpe de calor” superan los 65 años.

Pero además de estos colectivos de población el “shock térmico” también es un riesgo importante para niños y lactantes, personas con obesidad o sobrepeso, trabajadores que realizan tareas intensas al aire libre o personas con facultades mentales disminuidas o incapaces de adoptar medidas protectoras sin la ayuda de otros.

¿Cuáles son las causas?

La sudoración es el sistema que nuestro cuerpo tiene para regular su temperatura y mantenerse fresco. Sin embargo, cuando la temperatura exterior es muy elevada el organismo no puede expulsar sudor a la velocidad necesaria y por lo tanto la temperatura corporal supera los niveles saludables.

Si no se toman medidas adicionales que ayuden a la termorregulación el cuerpo puede llegar a un nivel alto de deshidratación y a alcanzar temperaturas muy elevadas que hacen que algunos órganos vitales dejen de cumplir su función adecuadamente. Es a partir de los 42ºC cuando comienza el deterioro de las funciones celulares.

Síntomas y prevención

Los “golpes de calor” tienen una serie de síntomas fáciles de identificar. Si se tratan en las primeras fases las consecuencias no son graves, pero si se dejan pasar pueden llegar a causar la muerte de la persona.

El primer síntoma que aparece es la sensación de debilidad y cansancio en el cuerpo. Estas sensaciones pueden ir acompañadas de dolores de cabeza y mareos que pueden provocar la pérdida de la conciencia. Además, el aumento de la frecuencia cardiaca y las palpitaciones son también algunos de los síntomas iniciales.

Otros síntomas que pueden ayudarnos a detectar que estamos sufriendo un “golpe de calor” son la no necesidad de orinar, la sequedad y enrojecimiento de la piel, la anhidrosis o ausencia de sudor y la hiperventilación.

Además, según publicaba el Ministerio de Sanidad en 2015, algunos medicamentos pueden agravar los síntomas producidos por los “golpes de calor” y por ello requieren especial atención aquellas personas que sigan tratamientos con fármacos diuréticos, antiinflamatorios no esteroideos, algunos antibióticos y antivirales, antiarrítmicos, antiepilépticos, antidiabéticos, neurolépticos y  vasoconstrictores.

Para prevenir la aparición de un “shock térmico” el propio Ministerio de Sanidad aporta una serie de consejos y recomendaciones:

  • Beber abundante agua: Es importante mantenerse hidratado constantemente. Se debe evitar el consumo de bebidas alcohólicas, café, té y bebidas con alto contenidos en azúcares.
  • Ponerse a la sombra: Evita permanecer en lugares expuestos al sol y el calor. Busca lugares frescos o a la sombra donde refugiarte.
  • Comer frutas y verduras: Las ensaladas y la fruta ayudarán a reponer los electrolitos y minerales que perdamos con el sudor. Los zumos son una buena y refrescante forma de ingerir este tipo de alimentos.
  • Regular la temperatura de la casa: Bajando las persianas y cerrando las ventanas en horas de mayor calor evitaremos que el sol caliente en exceso nuestra casa y ésta se mantenga a una temperatura habitable.
  • Cuidado con el deporte al aire libre: Se recomienda que entre las 12 del mediodía y las 5 de la tarde, horas de máximo calor, no se practique ninguna actividad física en la calle. Si es tu hora de hacer deporte es aconsejable acudir a un gimnasio bien refrigerado.
  • Utiliza ropa ligera y clara: Los colores claros retienen menos calor que los colores más oscuros. Además, procura utilizar un calzado que permita la transpiración y protege tu cabeza con gorras o sombreros.

Cómo actuar ante un “golpe de calor”

El Ministerio de Sanidad aconseja que si estamos sufriendo uno de estos episodios o vemos a alguien a quién le está afectando lo primero que debemos hacer es contactar con el servicio médico de urgencias.

A continuación mantendremos a la persona tumbada a la sombra o en un recinto cerrado y enfriaremos su cuerpo aplicando paños húmedos sobre su piel para bajar la temperatura corporal hasta que los sanitarios lleguen. Una vez trasladado al centro hospitalario los facultativos realizaran un diagnóstico del paciente para confirmar si se trata o no de un “golpe de calor” y de su gravedad.

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Jorge Monroy Criado

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