En 1940 el llamado Plan Peña sirvió, entre otras cosas, para poner nombre a las carreteras españolas y definir y reconstruir una red viaria que había resultado muy dañada durante la Guerra Civil. Con Alfonso Peña como ministro de Obras Públicas, Madrid se convirtió en el “Km 0” y se crearon las seis carreteras nacionales radiales (de la N-I a la N-VI). A partir de ahí fueron surgiendo sistemáticamente las nomenclaturas del resto de carreteras comarcales y locales.
Hoy estamos acostumbrados a denominar a las autovías radiales con sus actuales nomenclaturas (A1, A2, A3…) y prácticamente nos hemos olvidado de las antiguas carreteras nacionales (N-I, N-II, N-III…) por las que circularon nuestros padres. Pero, ¿esos nombres y esas clasificaciones de dónde vienen?
Es evidente que las principales autovías actuales son herederas de los viejos caminos que desde antiguo unieron Madrid con los diferentes puntos de España (A Coruña, Barcelona, Cádiz, Valencia, etc…) pero, ¿en qué momento esos caminos se convirtieron en carreteras nacionales?
Circuito Nacional de Firmes Especiales
En 1926 se creó en España el denominado Circuito Nacional de Firmes Especiales, que fue el germen de las posteriores seis carreteras nacionales que partiendo desde Madrid unían la capital con Irún, la frontera francesa, pasando por Zaragoza y Barcelona, con el Mediterráneo en Valencia, con el Estrecho en Cádiz, pasando por Sevilla, con Badajoz y la frontera portuguesa, y con Galicia.
Este Circuito provocó, entre otras cosas, que comenzara a crearse en nuestro país una incipiente red de Paradores Nacionales y de albergues de carretera. Una circunstancia que se consolidó a partir de 1931, cuando los gobiernos de la Segunda República convirtieron a las seis carreteras radiales en infraestructuras de “primer orden” para el desarrollo del país.
1940: El Plan Peña
Pero si para la red de carreteras españolas existe, un año clave ese año es 1940 (aunque el plan se publicó en el BOE el 11 de abril de 1939).
Tras la Guerra Civil se hacía necesario reconstruir las carreteras destruidas o dañadas durante la contienda. Y para ello, el Ministerio de Obras Públicas, dirigido por el ministro Alfonso Peña entre 1937 y 1941, puso en marcha el denominado Plan Peña.
Pero, además de dirigir un programa de reconstrucción (Plan General de Carreteras), Alfonso Peña creó una nueva nomenclatura para las carreteras españolas nacionales y convencionales, una nomenclatura de hasta tres cifras, que se mantuvo hasta 1980, y que a día de hoy todavía está vigente en muchas vías españolas.
Para ello Alfonso Peña, que era ingeniero de caminos, utilizó un sistema basado en el hecho indiscutible de que Madrid era el “kilómetro cero”. De forma que se crearon seis carreteras nacionales, de carácter radial (de la N-I a la N-VI) que a su vez dividían el territorio nacional en seis sectores.
A partir de aquí las carreteras españolas comenzaron a ser calificadas como nacionales, comarcales o locales.
Un sistema numérico para las carreteras
Dejando a un lado las seis carreteras nacionales, el resto de carreteras comenzaron a nombrarse de forma numérica, con un primer número que hacía referencia al sector en que se encontraba.
Si comenzaba con un 5, por ejemplo, era porque esta carretera discurría en el sector situado entre la N-V y la N-VI. De ésta forma es fácil discernir que la N-340 se encontraba y se encuentra entre las N-III y IV y que la N-121 discurre entre las nacionales N-I y N-II.
Para el segundo dígito es necesario tener en cuenta la distancia del inicio de la vía a Madrid. Para ello Alfonso Peña dividió España en coronas concéntricas de 100 kilómetros de radio y con centro en Madrid.
A la primera corona le corresponde el código 0, vías que comienzan en un radio inferior a los 100 km; el código 1 es para las vías situadas entre 100 y 200 km de distancia y así sucesivamente.
Finalmente, el tercer dígito tiene en cuenta los orígenes de cada carretera y el orden correlativo de dichos orígenes en su correspondiente sector siguiendo el movimiento de las agujas de un reloj.
Actualmente muchas carreteras han adoptado nomenclaturas autonómicas, dado que han dejado de ser competencia estatal. Al tiempo que la modernización de las vías y su conversión en autovías ha servido para que adopten otros nombres más adecuados a los tiempos. Aunque todavía existen muchas carreteras en España que mantienen la nomenclatura que recibieron durante el desarrollo del Plan Peña.
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