Cuadra Duque de Toledo, la yeguada que bautizó Alfonso XIII

En 1916 el rey Alfonso XIII decidió entrar en las carreras de caballos y para ello creó la Cuadra Duque de Toledo. Este título nobiliario nunca ha existido, porque “Duque de Toledo” era el alias que Alfonso XIII utilizaba en sus correrías, una cuestión que no impidió que fuera una de las yeguadas más importantes de su época y que haya dado nombre al actual Memorial Duque de Toledo, prueba que cierra la temporada en el Hipódromo de la Zarzuela.

Dentro de la historia de la hípica nacional la Cuadra Duque de Toledo bien merece un capítulo a parte. Para comenzar hay que destacar que el Ducado de Toledo no existe en el listado de títulos nobiliarios españoles, y eso a pesar de que incluso da nombre al Memorial Duque de Toledo, una de las pruebas de mayor tradición en el panorama hípico nacional.

¿Entonces? El título de Duque de Toledo era el “nombre de guerra” empleado por el rey Alfonso XIII en sus correrías amorosas. Por esta razón cuando en 1916 el monarca decidió crear su propia yeguada de competición, se consideró como adecuado ponerla el nombre de Cuadra Duque de Toledo.

De otro modo nadie en su sano juicio habría querido enfrentarse a los caballos del rey y menos ir por delante de ellos, algo que el protocolo real prohibía taxativamente. Con ello la competición se podría haber visto alterada.

Por otro lado, en aquella época España era un país económicamente atrasado, con grandes diferencias sociales y con numerosos segmentos de población en situación de pobreza, por lo que no parecía muy apropiado que un rey hiciera ostentación de riqueza en un deporte tan elitista como era la hípica en aquel momento.

Al frente de su proyecto ecuestre Alfonso XIII colocó al prestigioso preparador Adolphe de Neuter, que fue el encargado de supervisar la adquisición del primer lote de caballos purasangre, entre los que estaban Brabant, Román, Bolívar y Menthe.

El primer gran triunfo de la “cuadra real”, en dura pugna con la yeguada Conde de la Cimera-Martorell, se produjo en el hipódromo de Legamarejo en Aranjuez (Madrid), unas instalaciones que fueron promovidas por el propio rey Alfonso XIII, deseoso de tener una pista de competición cerca de la capital y de su palacio.

Rubán, un diamante equino

Pero entre todos sus caballos el gran diamante equino de la Cuadra Duque de Toledo fue Rubán, el caballo que en 1922 abanderó el mejor año para la yeguada.

Rubán el caballo de la Cuadra Duque de Toledo

Ese mismo año Rubán ganaría el histórico Premio Alfonso XIII en el hipódromo donostiarra de Lasarte, un premio que popularmente comenzó a ser conocido como del Medio Millón. Era la primera ocasión en que en una competición hípica se alcanzaba la cuantía económica de 500.000 pesetas.

Un año después, en 1923 y montado por el jockey norteamericano Lucien Lyne, Rubán consiguió ganar el Gran Premio de Madrid. Se da el hecho curioso de que Lyne llegó a España en 1917 contratado por el propio rey Alfonso XIII y que en nuestro país acabó casándose con una de las hijas de Adolphe de Neuter.

La hora del exilio

Tras los éxitos de Rubán la estrella de la Cuadra Duque de Toledo fue apagándose lentamente, hasta que en abril de 1931 la proclamación de la Segunda República provocará el exilio de Alfonso XIII, de su familia y el fin de la “cuadra real”.

Muchos de los ejemplares purasangre fueron vendidos y aquellos que no lo fueron acabaron en Lore Toki, unas instalaciones equinas que también eran propiedad de Alfonso XIII y que a comienzos de los cuarenta fueron adquiridas por el Estado para convertirlas en yeguada militar.

Cuadra bautizada por Alfonso XIII

Memorial Duque de Toledo

El actual Memorial Duque de Toledo se fundó en 1930 con el nombre de Premio Albano o Gran Premio de Otoño y sería a partir de 1941, fecha de la muerte de Alfonso XIII, cuando esta prueba fue rebautizada con el nombre de Gran Premio Memorial Duque de Toledo en honor al monarca.

Se trata de una de las citas estelares del otoño hípico del Hipódromo de la Zarzuela, dado que es el Gran Premio que cierra la temporada. Se corre sobre la distancia de 2.400 metros y el ganador es premiado con 40.000 euros.

La existencia de este Memorial se debe a que al “Duque de Toledo” se le consideró en su época el promotor de los hipódromos de Aranjuez y de San Sebastián. El primer caballo que en 1941 se adjudicó el Memorial Duque de Toledo fue L´Astree.

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