En otras ocasiones hemos hablado de la fragilidad del aparato digestivo de los caballos, un sistema que por su nivel de complejidad es propenso a la aparición de diferentes trastornos. En su caso las úlceras gástricas suelen estar motivadas por situaciones continuadas de estrés y por una dieta alimenticia incorrecta, factores que reducen la protección del estómago frente a los ácidos.

Las úlceras gástricas son lesiones producidas en el revestimiento de las paredes del estómago y que tienen su origen en una paulatina erosión de la membrana mucosa encargada de protegerlo.
Los expertos coinciden en que situaciones de estrés sostenido y una dieta incorrecta suelen ser los desencadenantes de las úlceras gástricas, de ahí que lo aconsejable sea facilitar al animal un adecuado bienestar vital y una alimentación correcta y de calidad.
Por qué se producen las úlceras
La capacidad del estómago de un caballo adulto oscila entre 8 y 12 litros y es en este órgano donde gracias a la acción de los ácidos gástricos se realiza la digestión de los alimentos, junto a la desactivación de las bacterias y otras sustancias no deseables que acceden al sistema digestivo en el momento de la alimentación.

Por esta razón la mitad inferior del estómago de los caballos está recubierta por una mucosa con una alta resistencia al ácido, mientras que por el contrario la mucosa de la mitad superior no tiene el mismo poder de protección.
Cuando se encuentran al aire libre en zonas de pastos los caballos se alimentan de forma continua, lo que provoca que la acción de los ácidos gástricos sea más uniforme y quede amortiguada por la presencia de saliva y de los propios alimentos.
Sin embargo, en animales estabulados que a lo largo del día suelen alimentarse en pocas tomas, los jugos gástricos pueden llegar a afectar a esas mucosas protectoras. La razón es que se produce menos cantidad de saliva y que la cantidad de alimento es mayor provocando que los ácidos gástricos alcancen la mitad superior del estómago.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo para la aparición de úlceras gástricas son:
- Baja salivación. La afirmación de que a menos saliva más riesgo de que aparezcan úlceras gástricas es totalmente cierta, por lo cual los expertos aconsejan que en la alimentación de los caballos se incluya un alto contenido de fibra (hierba, heno, etc.) con el fin de facilitar la salivación. En este sentido hay que tener en cuenta que los caballos pueden alimentarse durante 16-18 horas diarias, de ahí que en el caso de estar en cuadras o boxes deban contar con alimento también durante la noche.
- Tratamientos veterinarios. Desde un punto de vista veterinario los especialistas son conscientes de que en aquellos caballos que están sometidos a tratamientos que incluyen analgésicos y corticoides, debe valorarse y tenerse en cuenta el riesgo añadido de que como efecto secundario estos fármacos contribuyen a reducir la protección del estómago frente a los ácidos gástricos.
- Estrés. Las situaciones de estrés también tienen un importante impacto a nivel digestivo, puesto que las sustancias que se liberan en este tipo de circunstancias tienen un efecto negativo sobre la mucosa protectora del estómago, facilitando con ello la aparición de úlceras gástricas.
- Entrenamiento intensivo. Frente a un trabajo intenso el estómago tiende a contraerse de forma que los ácidos gástricos tienen la oportunidad de entrar en contacto con la parte superior del estómago, que recordemos se encuentra menos protegida.
Finalmente, parece demostrado que los potros son más sensibles a la aparición de úlceras gástricas, principalmente en sus primeros meses de vida y durante el periodo de destete.

Cuáles son los síntomas
El primer síntoma que muestra un caballo con problemas digestivos es una pérdida evidente de rendimiento, dado que la sensación de dolor le impide moverse de forma natural.
Por otro lado y aunque no existe evidencia científica al respecto, algunos expertos equinos señalan que cuando los caballos muerden los comederos lo hacen con la intención de imitar la masticación y con ello provocar la aparición de saliva, un comportamiento que puede hacernos sospechar de la existencia de algún problema a nivel digestivo.
Una vez que existen sospechas de un trastorno gástrico de tipo ulceroso el papel del veterinario será descubrirlo a través de una endoscopia, un procedimiento que se realiza a través de los ollares. Posteriormente, se procederá a su tratamiento con fármacos supresores de los ácidos gástricos y con la puesta en marcha de una dieta adecuada.

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