Anualmente son miles los caballos que son sometidos a sacrificio y por esta razón la Comisión Europea ha presentado una iniciativa ciudadana que como sucede en el caso de las mascotas propone el “sacrificio cero” y la prohibición de criar caballos con fines industriales. Por otro lado, el abandono de caballos se ha convertido en un problema para las protectoras que funcionan en nuestro país.

España, y gran parte de Europa, cuenta con una larga tradición ecuestre y buena prueba de ello son los cientos de centros hípicos, yeguadas, cuadras y escuelas, que funcionan en nuestro país.
Sin embargo, en algunos de los eventos relacionados con los caballos todavía seguimos encontrándonos con casos como el que se dio hace unas semanas en el transcurso de la Feria de Abril, donde una yegua falleció por la desidia y malos cuidados de sus propietarios.
Todo esto nos hace preguntarnos si además de una tradición centenaria existen suficientes conocimientos sobre el cuidado y bienestar de los caballos. En este sentido basta con echar un vistazo a los cientos de caballos que viven encerrados en pequeños boxes, con los problemas de bienestar y de conducta que ello supone, o a los centros hípicos donde los caballos trabajan durante horas sin recibir los cuidados y la alimentación más adecuada a este sobreesfuerzo.
La ciudadanía europea se moviliza
Al igual que sucede con las mascotas muchos caballos son adquiridos de forma impulsiva, sin tener en cuenta el gasto y el trabajo que supone mantener un ejemplar en buenas condiciones. Alimentación, cuidados veterinarios, suplementos, herraje o seguro, son gastos que debemos considerar antes de tomar la decisión de comprar o de adoptar un caballo.

Por esta razón, hay propietarios que al no poder afrontar los gastos de mantenimiento o cuando los caballos ya no son aptos para montar por su avanzada edad o por padecer lesiones crónicas se plantean su sacrificio. En España se sacrifican anualmente unos 40.000 caballos.
Con el fin de acabar con estas prácticas la Comisión Europea registró hace unas semanas una iniciativa ciudadana que pretende acabar con el sacrificio de caballos y con la cría intensiva para la producción de pieles, carne y cuero. Es importante considerar que para su tramitación este tipo de iniciativas populares necesitan estar avaladas por al menos un millón de firmas de ciudadanos europeos de al menos siete países de la UE.
Una esperanza para los caballos desechados
Afortunadamente, algunos ejemplares “no válidos” corren una mejor suerte. Caballos desechados de yeguadas, de escuelas de equitación o directamente de particulares, pueden salvarse del sacrificio si logran encontrar un hueco en alguna de las pocas protectoras o santuarios equinos que existen en España.
Se trata de centros privados donde de forma voluntaria y desinteresada algunos amantes de los caballos han creado auténticos paraísos para los animales maltratados, ancianos, lesionados o con problemas de comportamiento.

Tal es el problema de abandono de caballos en nuestro país, que estas protectoras rescatan centenares de ejemplares cada año. Un buen ejemplo de esta situación lo encontramos en la Asociación CYD Santa María de Málaga, que cuenta con uno de los refugios para équidos más grandes de Europa y que habitualmente se encuentra al límite de su capacidad.
Lo mismo ocurre con otras asociaciones de nuestro país como el Santuario Winston en Ávila, Salva un Caballo y Madrid Help Horses en Madrid o la Protectora de caballos ADE en Barcelona. Además, otros santuarios más pequeños albergan también numerosos caballos y otros équidos salvados de la eutanasia o del matadero.
La cifra de animales abandonados y cedidos deja claro que es necesario, como sucede en el caso de las mascotas, un mayor control en la tenencia de caballos, de forma que se pueda asegurar que todos ellos disfrutan de los cuidados básicos para su bienestar y que existan alternativas para aquellos ejemplares que no puedan seguir siendo mantenidos por sus propietarios.

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