El Síndrome de Rabdomiolisis Equina (ERS) es una enfermedad que afecta a los caballos sin importar raza o características físicas. También se ha denominado con otros nombres como enfermedad del lunes, miositis o azouria. Repasamos los síntomas y cuáles son los métodos de prevención y tratamiento más convenientes.

Síndrome de Rabdomiolisis Equina (ERS), miositis, enfermedad del lunes… son muchos los términos que denominan esta enfermedad que sufren los caballos y que, a pesar de lo curioso que resulta que uno de sus nombres se refiera a ese día de la semana que tan poco suele gustar, ello no significa que no hablemos de un serio problema de salud que puede llegar a ser mortal en estos animales.
Vamos a repasar cómo afecta esta dolencia a los equinos, cuáles son algunos de los síntomas mediante los que nos es posible comenzar a detectar que la está padeciendo, y cuáles serían los métodos preventivos y de tratamiento más eficaces para enfrentarnos a ella.
Tras un periodo de descanso algunos caballos, principalmente los de competición, pueden sufrir calambres y contracturas al reanudar las tandas de ejercicios, unos trastornos musculares que los expertos equinos han bautizado con el popular nombre de “Enfermedad del Lunes” y que desde un punto de vista más científico se denomina Rabdomiolisis Equina.
¿Qué es la rabdomiolisis en caballos?
Podemos denominar este problema como un síndrome que se diagnosticó hace más de un siglo aún sin demasiado éxito. Por suerte, en la actualidad la dolencia puede tratarse sin problema y el peligro de mortalidad es menor que antes. Y es que se trata de una dolencia que puede padecer cualquier equino, sin importar raza, edad o sexo, aunque en determinadas razas son más afectadas las yeguas y potras de las razas del Pura Sangre Inglés y del caballo Árabe.
Existe una opinión generalizada experta que señala al exceso de cansancio, a una alimentación concreta que reciben o incluso a cómo se montan los equinos para explicar porqué pueden padecer este tipo de dolencia. Pero también se indica en otros casos que los síntomas pueden manifestarse por diferentes causas.

De hecho, el origen de la enfermedad se situaría a finales del siglo XIX y principios del XX, época en la que los caballos no eran empleados para trabajar los domingos en las fincas, sin reducirse la cantidad de pienso o mezcla de cereales que comían a pesar de no realizar apenas ejercicio. En el retorno laboral del lunes muchos caballos sufrían daños musculares repentinos pero severos que le terminó por dar uno de los nombres a este problema.
Los casos comenzaron a disminuir una vez que se relacionó la nutrición de estos animales con su manejo en la cuadra. Pero en la década de 1930 volvieron a aumentar los casos al proporcionar a los caballos grandes cantidades de melaza antes del ejercicio.
Los psicólogos han definido el síndrome de los lunes en aquellas personas que tras un fin de semana de ocio tienen que acudir de nuevo a sus puestos de trabajo, pero muchos propietarios desconocen que los caballos, principalmente los de competición, sufren un tipo de trastorno muscular que los veterinarios equinos han bautizado con el popular nombre de “Enfermedad de los Lunes”, aunque su nomenclatura más científica sería la de Rabdomiolisis Equina.
En cualquier caso no podemos hablar de una patología propiamente dicha, sino más bien de un trastorno que provoca espasmos musculares (calambres) al comienzo de los ejercicios, contracturas que suelen aparecer después de que los caballos hayan disfrutado de unos días de descanso.
Entre los veterinarios equinos la duda está en conocer si la “Enfermedad de los Lunes” tiene un origen esporádico o un carácter más crónico, porque ello ayudaría a elaborar protocolos de tratamiento y prevención. Lo que sí está comprobado es que se trata de una “enfermedad” que puede aparecer en caballos de todas las razas, sexos y edades.

¿Qué causa la miositis en los caballos?
A pesar de que en un primer momento se diagnosticó un nivel elevado de glicógeno en el músculo que aumentaba a gran velocidad los niveles de ácido láctico a la hora de hacer ejercicio envenenando las células musculares, posteriormente se rechazó esta afirmación y se confirmó que los equinos afectados no tenían niveles más elevados de ácido láctico en sus músculos que aquellos caballos que no padecían la enfermedad, a pesar de ser empleados para la misma carga de trabajo.
Las causas que provocan la “Enfermedad de los Lunes” están por descubrir, aunque hay expertos que apuntan a posibles desequilibrios nutricionales durante los días de descanso, con un exceso de almidón y carbohidratos, a lo que podría sumarse una ingesta poco razonable de comida antes de la reanudación de los ejercicios.
Por otro lado, tras días de descanso los entrenadores apuestan por reanudar las tandas de ejercicios con mucha tranquilidad con el objetivo de que la estructura muscular de los caballos se vaya adaptando al esfuerzo y no se vea superada por una carga de trabajo demasiado acelerada.
Además, los caballos de competición suelen regresar a la actividad diaria mostrando altas dosis de nerviosismo y ansiedad, una circunstancia que obliga a un relajamiento previo al inicio de los ejercicios con el fin de evitar el agarrotamiento muscular típico de la “Enfermedad de los Lunes”.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad del lunes?
La Rabsomiliosos Equina o Enfermedad de los Lunes aparece, principalmente, a través de síntomas de rigidez muscular localizados en la espalda y en las extremidades traseras, por lo que es aconsejable que ante su aparición sean los veterinarios los que valoren el origen, alcance y gravedad de este tipo de trastornos musculares y su grado de afectación a la capacidad de movimientos del caballo.

Como respuesta a las contracturas, que suelen afectar a varios grupos musculares al mismo tiempo, los caballos sufren episodios de dolor y suelen moverse con pasos más cortos y simultáneamente presentar algún tipo de cojera, por lo que deberemos buscar la ayuda de los especialistas a la hora de realizar una valoración y aplicar un tratamiento corrector.
Algunos propietarios deciden esperar un tiempo hasta comprobar si los calambres desaparecen sin ningún tipo de intervención, pero con ello corremos el riesgo de que esto no suceda de forma natural y que por el contrario se produzca un agravamiento de las lesiones.
El dolor y la molestia en los músculos es el primer signo clínico que se detecta en los caballos que padecen la enfermedad del lunes. Los músculos son afectados de tal manera que no pueden funcionar correctamente y el animal pierde la capacidad de movilidad de manera parcial o incluso total. Esto puede detectarse al comprobar que el equino es incapaz de galopar, se cae continuamente o no consigue levantarse o moverse aunque lo intente.
La gravedad del problema y cuándo se inicia dependerá de cada caballo e incluso pueden ser diferentes en cada episodio que sufra el mismo equino. El periodo entre estos puede ser o bien de días o de meses, siendo la vuelta al trabajo tras la convalecencia la fecha con más posibilidades de recaer.

Hay que tener en cuenta que gran parte de los equinos que la sufren tienden a la recaída. De hecho, la enfermedad del lunes podría tener un componente genético que tuviera relación a la hora de manifestarse en un caballo y no en otro. Una vez que se unan diversos factores que afecten a estos animales las probabilidades de padecer este problema aumentan. Una infección, un manejo de cuadra erróneo, si ya sufre cojera o estrés previamente o un desequilibrio hormonal y en la dieta por insuficientes carbohidratos podrían dar lugar a la aparición de la enfermedad del lunes.
Además del dolor, el animal puede sufrir ansiedad ante las molestias músculos del dorso, la grupa y las extremidades traseras, principales partes de su cuerpo afectadas por este síndrome. Los músculos pueden sufrir inflamación y el dolor del caballo se apreciará, aunque no así en los casos más leves. Si la molestia se encuentra muy localizada, puede deberse a un problema muscular diferente a esta enfermedad, ya que normalmente el área afectada sufre una molestia generalizada que afecta a varios grupos musculares.
¿Cómo tratar la rabdomiolisis veterinaria en caballos?
Los análisis de sangre y de orina son el primer medio para descubrir que un caballo sufre la “Enfermedad de los Lunes”. En el primer caso se trata de medir los niveles plasmáticos de las enzimas musculares y la segunda de estas pruebas sirve para comprobar si existe un exceso de mioglobina.
Por supuesto, antes de establecer un diagnóstico definitivo los veterinarios deberán descartar la presencia de otras patologías como laminitis, neuralgias, trombosis, etc. A partir de ese momento el tratamiento prescrito tendrá el objetivo de paliar los dolores y la inflamación muscular, dos síntomas que generan en los animales comportamientos de ansiedad y que afectan a sus movimientos.
También es fundamental que desde una perspectiva nutricional los caballos afectados mantengan una alimentación perfectamente equilibrada y dosificada y un correcto equilibrio electrolítico e hídrico. Además, tras los periodos de descanso el programa de ejercicios siempre se realizará de forma gradual y sin brusquedades.
Dado que, como hemos comentado, es la sucesión de factores negativos que afectan al animal al mismo tiempo la que suele provocar que se manifieste este problema, esto significa que no tienen porqué repetirse de nuevo cuando el caballo se haya recuperado. El tratamiento dependerá pues de si un caballo ha sufrido un episodio leve de Rabdomiolisis o en cambio la dolencia es continua, que necesitará unos cuidados y un tratamiento más especiales.

El diagnóstico puede llevarse a cabo o bien mediante pruebas de sangre o a través de una biopsia del músculo afectado, y para tratar la afección se dependerá de la gravedad de la misma. En primer lugar, el objetivo debe ser que no se extienda la dolencia en el músculo, y así reducir el dolor y el estrés devolviendo poco a poco al animal sus niveles de fluidos óptimos. La dolencia deberá llevar consigo un seguimiento por parte del veterinario, que debe durar hasta que la recuperación sea completa mediante pruebas de sangre.
Para caballos con Rabdomiolisis recurrente tras el ejercicio se requerirá llevar a cabo biopsias musculares y análisis que puedan confirmar el diagnóstico, por lo que en muchos casos no se termina de determinar si se trata de esta enfermedad u otro problema. Ello debe ser confirmado por el veterinario una vez que hayamos comprobado que el caballo podría tener esta dolencia a partir de los síntomas que manifiesta. Si la dolencia es leve, se le deberá transportar con cuidado en cuanto notemos que pueda padecer la enfermedad, y si en cambio vemos que sufre demasiado lo ideal es dejarle en un lugar cercano donde se le pueda tratar.
Cómo prevenir la enfermedad del lunes en un caballo
Si bien no se garantiza que el equino recaiga si ya ha sufrido la enfermedad del lunes, sí podemos intentar reducir el riesgo y las posibilidades de que suceda mediante métodos a cumplir e introducir en su rutina, tanto alimenticia como física.
Rutinas para la actividad física
Puesto que nos encontramos ante una enfermedad que en parte puede manifestarse por la actividad física del caballo, es conveniente prestar atención al calentamiento del animal antes y después de completar el ejercicio, siendo necesario darle tiempo para que se enfríen los músculos antes de que regrese a la cuadra.
De igual forma, y si bien el descanso es necesario, no es conveniente prolongarlo demasiado para evitar la aparición de estos problemas en el regreso al trabajo.
Dieta alimenticia concreta
En el caso de que no haya posibilidad de reducir el descanso, es conveniente que se le disminuya su porción de cereales de su dieta hasta que regrese a su rutina habitual.

Sí debe permanecer en la misma forraje (con los niveles adecuados), hierba de pasto, heno y alfalfa, aunque de esta última tampoco debemos excedernos en las cantidades. El pasto debe ser limitado y el alimento debe llevar consigo las proporciones adecuadas de minerales, calcio y fósforo. Y si fuera necesario, dependiendo de la opinión del veterinario, se podría incluir un pienso bajo en melaza o un suplemento.
Debemos controlar la cantidad tanto de azúcar como de sal que consuma nuestro caballo, mientras que el aceite vegetal es fundamental como fuente de energía para el caballo que sufre la enfermedad del lunes, aunque se le debe proporcionar de manera progresiva y en pequeñas cantidades. También se debe aumentar el nivel de vitamina E pero no así añadir salvado para evitar un desequilibrio en las proporciones de calcio y fósforo.
Controlar la ansiedad y el estrés
Es importante controlar la ansiedad y el estrés en nuestro caballo, puesto que ello nos ayudará a que le sea más difícil padecer el síndrome de Rabdomiolisis.
Cualquier acción que reduzca el nivel de ansiedad en el animal reducirá el riesgo de que vuelva a repetirse un episodio de esta enfermedad, ya sea trabajar o comer con otros caballos o en solitario, respetar su rutina todo lo posible, evitar los remolques o camiones para viajar si le provoca malestar, no dejarle correr a demasiada velocidad si sabemos que es impetuoso, etc.

Periodista | Comunicación corporativa y Marketing Digital en TERRÁNEA