Al estar sometidas a esfuerzos, impactos y sobrecargas las articulaciones son las partes más frágiles dentro de la estructura músculo-esquelética de los caballos. Por esta razón es necesario seguir a rajatabla una serie de consejos útiles que nos ayuden a prevenir y en su caso detectar de forma temprana las siempre problemáticas lesiones articulares o artropatías.
Todas las lesiones articulares son preocupantes y afectan en mayor o menor medida al rendimiento de los caballos. En este sentido junto a la predisposición genética el manejo y las condiciones de las instalaciones son las circunstancias que tienen una mayor presencia en la aparición de lesiones.
Las articulaciones son el punto de unión entre huesos adyacentes y de forma natural están sometidas a un continuo proceso de envejecimiento y desarrollo de nuevos tejidos articulares, pero es en situaciones de sobrecarga física (estrés articular) cuando aparecen las lesiones.
Junto a los ligamentos y tendones, que son las estructuras que estabilizan y permiten el movimiento, una articulación está formada por el cartílago, que es el tejido que recubre y protege de la fricción los extremos óseos (huesos subcondrales); la cápsula articular o envoltura que rodea la articulación y el líquido sinovial, que es el fluido encargado de lubricar la articulación.
Patologías articulares más frecuentes
La osteoartrosis es la patología articular que con más frecuencia aparece en caballos. Se trata de un trastorno de carácter degenerativo que aparece con la edad, el desgaste físico, los malos aplomos y el tipo de suelo, y al que hay que sumar otras patologías como la artritis séptica (existe presencia de infección), la osteocondrosis disecante (endurecimiento del cartílago), sinovitis (inflamación de la membrana sinovial), hemartrosis (presencia de sangrado en la articulación) o las lesiones de tendones y ligamentos asociados a las articulaciones.
Pero en el caso de las articulaciones uno de los epicentros son los cartílagos, encargados de evitar la fricción entre los huesos y de absorber las fuerzas compresivas en las articulaciones. El problema de los cartílagos radica en que una vez dañados no existe posibilidad de regeneración.
La prevención es fundamental
Las lesiones articulares son difíciles de corregir y en muchas ocasiones estas patologías tienden a cronificarse, razón por la cual la prevención es siempre la mejor estrategia.
En este sentido debemos prestar atención a algunas recomendaciones:
- Aplomos correctos. Está demostrado que unos aplomos incorrectos son con frecuencia el origen de algunas cojeras. En estos casos es fundamental que los herrajes sean los adecuados.
- Pistas de entrenamiento. Las pistas donde los caballos realizan sus entrenamientos y ejercicios físicos deben disponer de una superficie adecuada, ni demasiado dura ni demasiado blanda, con el fin de que las articulaciones no sufran impactos que puedan derivar en lesiones.
- Tiempo de estabulación. Los caballos son animales que necesitan realizar ejercicio diario. Este entrenamiento facilita que su estructura músculo-esquelética se mantenga flexible y en perfectas condiciones. Las permanencias prolongadas en cuadras y boxes no son aconsejables, dado que la inmovilización produce rigidez en las articulaciones.
- Dieta y peso. De todos es sabido que el sobrepeso incrementa el riesgo de lesiones articulares, de ahí que una dieta equilibrada sea cuestión fundamental a la hora de mantener un peso adecuado.
Cómo se tratan las lesiones articulares
Es habitual que las lesiones articulares evolucionen con dolor y por esta razón desde un punto de vista farmacológico los veterinarios proceden a la administración local de antiinflamatorios, anestésicos y a infiltraciones de sustancias corticoides y ácido hialurónico.
Por otro lado, antes de derivar a un proceso quirúrgico (artroscospia) hay que proceder a un “herraje correctivo” con el objetivo de conseguir los aplomos correctos y tratar las lesiones con técnicas de fisioterapia, electroterapia, hidroterapia, etc.
La artroscopia puede ser la solución cuando los veterinarios detecten que existe infección en la articulación o está comprobada la presencia de fragmentos en la articulación, quistes o defectos en el cartílago.
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